¿Debemos EBITDAR el EBITDA? Caso Terra
Antecedentes históricos
Cada vez más tecnicismos inundan la prensa financiera.
Estamos en una época en la que es necesario convencer a los inversores de lo
atractiva que resulta la empresa en la que han invertido o quieren invertir.
Para ello todo vale. La creatividad de los contables a desembocado en graves
escándalos que han sacudido los medios de comunicación. El problema se
resolvería si pudiéramos tener algunos indicadores fiables que dieran confianza
y fueran entendibles, a la vez que fáciles de calcular.
El término EBITDA se ha convertido en el indicador
favorito de aquellas empresas que pierden dinero. Presentar unas cuentas con
pérdidas y utilizarlo como indicador en el informe financiero, ha empezado a
ser común a partir de los años 80’s, sobre todo en las llamadas empresas
tecnológicas. En la actualidad, el EBITDA sirve como herramienta indispensable
para revestir las ganancias de las compañías que lo utilizan como indicador
financiero. Además, goza de una extensa aceptación por directores financieros
dispuestos a obscurecer o camuflar los resultados obtenidos.
Sin embargo es necesario que los inversores conozcan
la realidad de lo que se esconde tras las siglas EBITDA, con todas las
limitaciones que estén implícitas. El término responde a las iniciales de las
palabras que se utilizan para designar al beneficio antes de intereses,
impuestos, depreciación y amortización (en inglés: earnings before interest,
taxes, depreciation and amortization).
En los informes financieros de multitud de empresas
jóvenes, con una tasa prevista de crecimiento rápido, el EBITDA se ha utilizado
para trasmitir una idea del dinero que serían capaces de generar las
compañías, antes de hacer frente a sus
deudas con terceros, con el Estado y demás gastos molestos para la obtención de
un beneficio positivo. En paralelo, se podría elaborar una estadística de
cuantas de las empresas de nueva creación, han sido capaces de sobrevivir y han
llegado a disfrutar de los ingresos atesorados.
El EBITDA como indicador financiero
Es un
indicador de la actuación financiera de la compañía. Los defensores del término
señalan que puede ser utilizado para analizar la rentabilidad entre compañías e
industrias, puesto elimina los efectos de las decisiones financieras y
contables tomadas en la empresa. A un mayor ratio, mejor es la rentabilidad.
Dentro de un mismo sector, el EBITDA identificará a aquellas compañías que operan
de manera más eficiente. Incluso en el supuesto en que nos hallemos ante dos empresas de diferentes
sectores, como no tenemos en cuenta ni la financiación con grandes inversiones
de capital, pues los intereses están descontados, ni la depreciación, el EBITDA
nos da la opción de convergencia en cuanto a magnitudes a comparar. A
diferencia de otros ratios, en los cuáles no tendría sentido analizar los
resultados correspondientes que procedieran de sectores diferenciados, el
EBITDA hace que la comparación sea lógica, es decir, comparamos “tomates” con
“tomates” y no con “sardinas”. En definitiva, se perfila como una herramienta
adecuada para medir la rentabilidad a nivel de resultado de explotación.
El beneficio del pastelero
Para poder
explicar su significado de una forma más esclarecedora, me voy a permitir el
desarrollar un primer ejemplo hipotético. Todos tenemos un amigo o conocido al
que se le da muy bien hacer pasteles artesanales. Un día, dicha persona, tras
los halagos recibidos en una tarde de reunión con amigos, decide explotar su
habilidad como negocio. Para ello le pide prestados 100 €uros, y así afrontar
la compra de todos los ingredientes y utensilios necesarios. Entra en la cocina
y se pone manos a la obra. Al fin de semana siguiente, cuando vuelven a
coincidir en la mesa degustando uno de sus fabulosos pasteles, por curiosidad
le pregunta: “Y dime… ¿Cuánto dinero has ganado? ¿Ha ido bien el negocio?”.
Como avispado emprendedor que es su amigo, para dar la respuesta correcta, se
limitará a tener en cuenta sólo lo que eran los gastos incluidos en los 100,00
€uros prestados (recordarán: la compra de ingredientes y utensilios). Para el
cálculo del beneficio no considerará ni el pago de los intereses del dinero
prestado, ni impuestos que hubiera tenido que pagar, ni depreciaciones o amortizaciones de los
activos utilizados, que en este caso han sido sus propios electrodomésticos. Su
respuesta en este caso hubiera sido: “Mi EBITDA es de tantos euros”. En primer
lugar, usted se hubiera quedado boquiabierto con la contestación, pero, como
amigo, la hubiera dado por válida, sin valorar si con lo percibido, y
descontado el resto de gastos que debía afrontar, había posibles beneficios a
repartir en una iniciativa cuyo capital había sido aportado íntegramente por
usted. Pues este sencillo primer negocio artesanal, sirve para explicar la idea
de lo que es el EBITDA, el cálculo del beneficio sin tener en cuenta ni gastos
financieros, ni impuestos, ni depreciaciones o amortizaciones.
Efecto en las empresas de nueva tecnología
Con lo
expuesto hasta el momento, se podría pensar que es un indicador inofensivo, que
sólo pretende dar un poco más de claridad a la interpretación de la cuenta de
resultados. No obstante, existen detractores que no aceptan dicho término como
válido dentro de un riguroso análisis de una compañía. Para industrias cuyos
activos sean de corta vida (entre 3 y 5 años) su cálculo carecería de cualquier
significado lógico. Podría ser representativo en empresas con unos activos de
larga duración y sin necesidad de una fuerte inversión de capital. Sin embargo,
seguiría teniendo sus inconvenientes: ni es el resultado neto, ni una medida
adecuada de liquidez, ni está incluido dentro de los principios contables
generalmente aceptados (GAAP).
Ha llegado a
decirse que el EBITDA no es más que una broma barata creada por Wall-Street. Se
trata de un traje de diseño, con el que el departamento financiero viste a su
compañía y la deja presentable para el baile final de curso: la presentación de
las cuentas anuales. Para ello, hará uso de su departamento de contabilidad
creativa, que confeccionará unos patrones perfectos con los estados
financieros, y de este modo, el resultado será positivo.
Terra y su relación con el EBITDA
Veamos a
través de un ejemplo práctico reciente como es tratado el EBITDA en los
comunicados de las empresas. Terra Networks fue una de las grandes compañías de
Internet, líder en España y en Latinoamérica en los tres negocios principales
en los que operaba: acceso, portal y servicios de valor añadido; según rezaba
en la definición propia que usaba la compañía filial de Telefónica.
Terra inició
su andadura por los mercados bursátiles ibéricos el 17 de noviembre de 1999. El
precio de salida de la acción fue de 11,81 €uros. Ya aquel día, su
comportamiento en el parqué fue premonitorio de lo que sería su actuación
estelar. Cerró la jornada a 37 €uros, lo que suponía un crecimiento del
184,61%. Aquel pistoletazo inaugural marcó una meteórica carrera de escalada y
posterior descalabro en el mercado. El 14 de febrero de 2000, día de los
enamorados, la compañía alcanzó su máximo histórico en bolsa con la friolera de
157,6 €uros por acción, más de un 1.200% sobre su valor de salida.
Como todo lo
que sube tiene que bajar, al día siguiente empezó una carrera sin freno que no
se detuvo hasta la OPA de Telefónica sobre su filial (ya por entonces era Terra
Lycos), pagando 5,25 €uros por cada acciones (un precio un 55’55% inferior al
de lanzamiento unos años antes).
Cuando ya la
situación no era la mejor desaable, en un comunicado de prensa de Telefónica
lanzado el 27 de julio de 2004, cuyo titular era: “Terra Lycos incrementa los
ingresos un 8% y mejora el EBITDA en 31 millones de €uros”, se apreciaba como
el indicador EBITDA era utilizado para dar una falsa sensación de salud
financiera a una compañía que estaba en pérdidas. El EBITDA resultante era, por
aquel entonces, de 2,4 millones de €uros. Se hablaba de una mejora del
resultado neto en 29 millones de €uros; de un crecimiento de los ingresos en un
8%, situándose en los 275 millones de €uros; incluso llegaba a mencionarse que
la cantidad era aún mayor si se eliminaba el efecto inflación: 287 millones de
€uros. El informe seguía, pero el accionista, con tranquilidad, tomó un respiro
y se enorgulleció de las acciones de la compañía que constaban en su poder.
Recordaba con
añoranza aquel febrero del 2000 cuando compró acciones de una Terra en ascenso
imparable, a cerca de 100,00 €uros por acción, y tuvo la esperanza de que, de
nuevo, cuál ave Fénix, volviese a levantar el vuelo en los paneles bursátiles.
En el transcurso del verano, no había cerrado ningún día por encima de los 4,00
€uros la acción.
Continuó la
lectura del comunicado. La sorpresa vino cuando hacia el final del informe
encontró un dato que no encajaba con la euforia comunicativa de la compañía. El
beneficio neto había mejorado en 29 millones de €uros, como ya había sido
apuntado, hasta situarse en un resultado negativo de -69 millones de €uros.
Aquí fue cuando el corazón del accionista empieza a quebrarse. La empresa iba
bien, todo estaba mejorando, incluso el EBITDA se había mantenido positivo
durante los 3 últimos trimestres. ¿Qué es lo que había fallado?
Por aquella
época, Terra todavía no había vendido LYCOS INC. A DAUM COMMUNICATIONS Corp. La
operación debería esperar una semana más de calor estival, para ser anunciada.
La noticia aparecería el lunes 2 de agosto de 2004. Una transacción de 540
millones de dólares USA saldaba la relación entre ambas compañías.
El accionista
ingenuo pensó que esto iba a resolver la incertidumbre y la confianza empezó a
adueñarse de quienes en su día invirtieron en la compañía. Las previsiones era
que dicha venta no afectase al EBITDA positivo que arrastraba Terra desde los 3
últimos trimestres. La duda la tenía el accionista, al pensar que Lycos
representaba el 16% de los ingresos del grupo en el pasado año, una cifra a
tener en cuenta. ¿Iba a afectar a la cuenta de resultados del grupo la venta de
LYCOS, desde el punto de vista de menos ingresos?
Primer resultado positivo de Terra
Pero avancemos
en la historia y veamos qué es lo que sucedió con nuestro protagonista, el
simpático EBITDA, que siguió su senda ascendente e imparable. No fue hasta bien
entrado el otoño cuando un nuevo comunicado de Terra vio la luz. El titular,
seguía la tónica optimista de siempre: “Terra mejora el EBITDA en 42 millones
de €uros y Consolida su rentabilidad”. Todo parecía indicar que la venta de
Lycos había sido un buen negocio.
Las campanas
empezaban a sonar en el corazón del accionista, ya estábamos en el cuarto
trimestre consecutivo con EBITDA positivo (4,3 millones de €uros), a la vez que
el resultado neto mejoraba en 40 millones de €uros, frente al mismo período del
año anterior. Los ingresos crecían, en €uros constantes se situaban en 426
millones. El resultado neto había mejorado en un 29% respecto al mismo periodo
del año anterior, lo que traducido a €uros significaba unos 40 millones. La
situación idílica se acercaba. Esta vez no hizo ninguna pausa, sabía que debía
leer la nota de prensa hasta la conclusión.
Unas líneas
más abajo, el corazón volvió a jugarle una mala pasada y quedó tendido sobre el
sofá al comprobar que, sin tener en cuenta la evolución positiva descrita en la
nota, las pérdidas netas habían aumentado y se habían situado en -97 millones
de €uros. Desde el trimestre anterior se habían reproducido y ya contaba con un
total de 28 millones de €uros más de pérdidas acumuladas en el ejercicio. Todo
eso a pesar de la mejoría del EBITDA y del aumento de los ingresos. ¿Habría
influido la ruptura amistosa con su compañero americano? Nuestro pequeño
accionista ya so sabía que pensar. ¿Qué era ese indicador denominado EBITDA que
transformaba la triste realidad en alegría y optimismo?
Cómo usar correctamente el EBITDA
Este es un
caso real de cómo una compañía decide utilizar el EBITDA para travestir su
resultado y obviar la realidad: una empresa en pérdidas. Podría haber ido más
allá, cosa que Terra no hizo, y presentar un EBITDAR de 26,6 millones de €uros
(en este caso incluye el mantenimiento, suministros y alquiler, dentro del
epígrafe gastos de alquiler). El EBITDAR no es más que el beneficio antes de intereses,
impuestos, depreciación, amortización y alquiler (en inglés: earnings before
interest, taxes, depreciation, amortization and rentals). En el supuesto que
este nos diese negativo podríamos haber seguido restando gastos al resultado
hasta llegar a un valor positivo. En el extremo podríamos inventarnos el
término “EBE”: beneficio antes de gastos (earnings before expenses), que
siempre y cuando haya ingresos en la empresa, será positivo. De este modo
siempre podremos afirmar que el resultado ha sido favorable.
El 14 de
febrero de 2005, un día de San Valentín de nuevo, se iniciaron los rumores de
la anunciada absorción de Terra por Telefónica. La CNMV suspendió su
cotización. La andadura de la compañía finalizaría con un resultado neto
positivo de 164 millones de €uros, según el comunicado de 24 de febrero. Lo
curioso era que esta vez, el EBITDA fue de tan sólo de 21 millones de €uros
(terminó siendo positivo). El crédito fiscal de 306 millones de €uros que se
apuntó, en su mayoría proveniente de la venta de acciones de Lycos, le ayudó a
alcanzar un beneficio positivo por primera vez en su historia. El día anterior
había sido hecha oficial mediante nota de prensa, la fusión de Terra Networks y
Telefónica. El accionista de Terra, debería presentar 9 acciones de la
compañía, de 2 €uros de valor nominal, para recibir a cambio 2 acciones de
telefónica de 1 €uro de valor nominal.
A estas
alturas del juego, analizado un caso reciente real, convine pues aclarar que
inconvenientes puede presentar el EBITDA. Su cálculo no es más que el resultado
de la compañía sin tener en cuenta los gastos en intereses, impuestos,
depreciación y amortizaciones. Al obviar los gastos que más se pueden ver
influenciados por la gestión de la empresa, es una medida cada vez más utilizada
para comparar distintas empresas, incluso aunque sean de distintos países. Los
gastos financieros, por ejemplo, son negociables entre la empresa y la entidad
financiera; o el importe de la amortización del inmovilizado inmaterial y
material, en una medida importante queda supeditado a la decisión de la empresa
según el método escogido. Al descontar tanto las amortizaciones como las
depreciaciones, se acostumbra a pensar, por equivocación que, su resultado
equivale al cash flow generado. A pesar de lo que pueda parecer, el EBITDA no
es una medida que refleje la habilidad de la compañía para crear flujos de
caja, aunque sus defensores se empeñen en demostrarlo, para ello ya se calcula
el cash flow operativo, cuyo resultado es mayor que el EBITDA. Además, olvida
demasiados gastos, como para poder mantener que estemos ante una medida de la
rentabilidad.
Conclusión
Como su
cálculo es sencillo, se ha venido utilizando como medida para analizar si es
conveniente realizar inversiones, a la hora de referirse a los resultados en
los informes financieros, sin embargo, no informa de ningún tipo de calidad en
el beneficio. No tiene sentido utilizarlo como indicador en estos casos,
existen métodos estáticos de selección de inversiones, que también son
sencillos de calcular y merecen una mayor fiabilidad.
En algunos
casos se ha identificado al EBITDA con un referente de la liquidez de la
compañía. Nada más lejos de la realidad, ya que ignora los cambios sufridos por
el Fondo de maniobra y, en períodos de crecimiento del mismo, llega a
sobreestimar la generación de cash flows. Además, ignora la calidad del flujo
de caja resultante de las diferentes políticas contables que se estén llevando
a cabo, ya que considera como flujo de caja todos los ingresos del período, lo
que no se ajusta al concepto económico de flujo de caja. Puede resultar una
medida errónea de la liquidez empresarial, no debería utilizarse como tal.
Cuando se
trate de utilizarlo para el análisis de valoraciones o adquisiciones de
empresas, como medida única, es inadecuada, no aporta la información suficiente
para poder tomar una decisión en condiciones.
A pesar de
todo, es un indicador que cada vez tiene una mayor presencia, por lo tanto
tampoco podemos prescindir de él. ¿Qué puede aportar de positivo el EBITDA como
indicador financiero? Debe estudiarse con cautela y entender bien que no es la
medida más adecuada para analizar según que parámetros. Si bien es cierto que,
cuando su evolución es creciente, será un indicador más del potencial futuro de
la empresa. Indicará cuál es la tendencia a seguir en el crecimiento de la
empresa. Pero entonces ya se entra en terreno de estimaciones y predicciones
futuras, con lo que, la información aportada por el EBITDA tampoco podrá ser
usada como irrefutable. Siempre deberá ser analizada como un dato más dentro de
todo un análisis financiero.
Resolución
Para resolver
el presente caso, deberá buscar la información sobre la empresa a través de
Internet y contrastar los valores para ver si realmente lo que decían los
directivos de la compañía era cierto o no. Se recomienda buscar información
acerca del número de acciones de Terra, resultados obtenidos en cada ejercicio
y demás información que crea que puede aportar a la valoración correcta de la
compañía.
Compruebe los
métodos y ratios de valoración que se han estudiado e intente calcularlos con
la información proporcionada en el caso y la que pueda extraer de su búsqueda
en Internet.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por el comentario.